Tronco grande que se pone en el fogón y se enciende el día de Navidad. Arde durante la tradicional cena familiar, y se le hace durar varios días. No se consume del todo, guardando un tizón como amuleto que se emplea con diversos fines. El día de San Antón, suele utilizarse para zahumar la cuadra, el corral y el gallinero. En el Romanzado lo empleaban contra las tormentas, encendiéndolo de nuevo para librar la casa de rayos e incendios. El tronco de Navidad, unido al mito del Olentzero o divinidad local protectora del fuego doméstico, recibe diversos nombres: Olentzeroenborra en el Valle de Araquil. Chubilar, en el Romanzado. Churquil o tuquil en Urraul Alto. En la Montaña, en general, porrondoco.