Se ha empleado últimamente por algunos para la conservación de frutas en almíbar, siendo de todos los ácidos químicos, el que menos cambia el gusto de aquéllas.
Existe en las hormigas rojas y en ciertos líquidos y tejidos de la economía animal y vegetal. Es un líquido incoloro, de olor picante, corrosivo y muy soluble en el agua.